El coaching ejecutivo como instrumento para conseguir una mirada posibilitadora
Todo es cuestión de actitud en la vida. En nuestro día a día, la principal diferencia que influye para que percibamos una situación como una dificultad o un reto es nuestra actitud. Para ilustrar esta distinción vamos a analizar diferentes situaciones.
¿Cómo nos posicionamos ante lo que llamamos dificultades?
Actualmente, ante la situación climática y medioambiental que vive el planeta, muchas personas, organizaciones o instituciones pueden declarar que “tenemos un problema”, otras pueden decir “tenemos un reto” y algunas pocas, ni lo contemplan y declaran “yo no tengo nada que ver con lo que pasa…ni con su solución”; a éstas últimas en coaching lo llamamos explicaciones irresponsables. Puede que algunos lleguen a pensar “No hay salida” y, al no verla, como máximo pensarían en “La solución” como si solamente existiera una única alternativa y ésta fuera complicadísima.
Pongamos otro ejemplo. Imaginemos un empleado de una determinada empresa que conociendo el “mal carácter” de su jefe y ha de informarle que no cumplió con un compromiso porque se cayó el sistema informático. ¿Estará tranquilo su jefe con la noticia? Posiblemente no, es entonces cuando puede decidir darle explicaciones tranquilizadoras diciendo que el sistema informático se cayó y que por eso no se subieron las últimas actualizaciones. De esta manera, se declara inocente y pone la responsabilidad en el sistema, pero no resuelve nada.
¿Cómo nos posicionamos ante lo que llamamos retos?
Aquellas personas que son capaces de declarar “esta situación es un reto” adoptan comportamientos y acciones diferentes. Siguiendo con el primer ejemplo, tendríamos a todas aquellas personas y organizaciones que deciden convertirse en sostenibles, aquellos consumidores que se decantan por productos cercanos y respetuosos con el medio ambiente o aquellos emprendedores que deciden que su vocación o idea de negocio puede ser sostenible y así añadir valor a lo que hacen. En el caso del empleado no tiene razón para hacerse culpable de que cayera el sistema informático pero sí puede asumir el poder que está en sus manos. ¿Cómo? comunicando el inconveniente lo antes posible a todas las personas implicadas, solicitando ayuda o pidiendo sugerencias a su jefe y así se transforma en protagonista, ya que puede hacer que se generen posibilidades que minimicen posibles inconvenientes derivados del fallo informático. Obrar de este modo tiene un único coste y éste es hacerse responsable en la medida de lo posible.
¿Qué marca la diferencia?
La diferencia está en el tipo de observador que somos, ante una situación etiquetada como dificultad, estamos verbalizando una interpretación de lo que nos pasa. Por lo tanto, pasamos a considerarlo como algo que está fuera de nosotros y que no tenemos capacidad de acción o ésta es muy limitada; pensamos que no tenemos ninguna posibilidad. Nos podemos identificar como víctimas, impotentes y nos invade una sensación de incapacidad que nos puede llevar a sentir miedo e incluso resignación.
Tal vez, para otras personas la misma situación no es un problema, por lo que son capaces de ver un reto. Gracias a que disponen de un estado emocional diferente caracterizado por la curiosidad, el optimismo o la liviandad que les permite conectarse más fácilmente con recursos y posibilidades que están a su alrededor o que dependen de ellos. Esto sucede porque tienen un juicio diferente basado en la posibilidad de “hacer algo al respecto” y esto a su vez les permite diseñar un plan de acción.
La clave, el cambio es posible
Una vez tomamos conciencia de esta distinción y somos capaces de aceptar que el quiebre habita en el juicio del observador, tenemos un desafío. Asumimos la dificultad y nos hacemos cargo de encontrar una respuesta hábil.
Inevitablemente esta situación invita a que afrontemos el aprendizaje que conlleva alcanzar algo que queremos, a pesar de los obstáculos que identificamos. La clave está en cómo nos posicionamos ante el aprendizaje que nos va a permitir ver lo que antes era un problema como un reto.
- ¿De cuántas formas podemos llegar a nuestro reto?
- ¿Cómo nos afecta entender esta distinción en nuestro liderazgo?
- ¿Cómo impacta en nuestros resultados?
Desde UP green, queremos animar a los lectores de nuestro blog a que se tomen un tiempo para reflexionar si ante nuevas situaciones en su día a día se sienten abrumados y paralizados o se lo toman como un reto y se ponen manos a la obra. Concédete un espacio donde elegir qué actitud quieres desempeñar.
Si quieres iniciar un camino de aprendizaje para trabajar cómo afrontar nuevos retos, te invitamos a tener una sesión de coaching ejecutivo con nosotros para explorar técnicas que te ayudarán a una mejor gestión de tu día a día.