Durante los días 6 y 18 de noviembre, en Sharm el-Sheikh (Egipto), tendrá lugar la cumbre contra el cambio climático también conocida como COP27. Hay muchas expectativas generadas ya que la última edición, COP 26 de Glasgow, fue tachada de no estar a la altura de la urgencia de la crisis climática actual. A unos días de que comience la edición de este año, todo parece señalar que habrá mucho debate. 

Se espera que más de 30.000 personas asistan al evento, entre delegados gubernamentales, organizaciones internacionales, empresarios, académicos activistas y periodistas. Además, 2.000 speakers debatirán sobre desafíos a los que nos enfrentaremos en estos próximos años. Un dato que generó cierta sorpresa fue el nombramiento de Sameh Shoukry como líder de esta edición, al no tener éste ninguna formación previa en asuntos climáticos y ambientales. 


La urgencia de un buen plan de acción

En vista de que 2022 ha sido un año en el que el cambio climático ha tenido un fuerte impacto sobre el planeta, cada vez hay más población sensibilizada con el calentamiento global. 

En Europa, hemos registrado el verano más caluroso de la historia, lo que generó un riesgo de sequía mucho más elevado. La sequía afectó al 47% del continente y tuvo un impacto directo en más de 340 millones de personas, con más de 24.000 muertes atribuidas a las altas temperaturas. En España hemos sufrido 54 grandes incendios (más de 500 hectáreas), el año con más incendios y una pérdida de 293.155 hectáreas, arrasadas por el fuego. 

Mientras nos planteamos qué podemos hacer suben las temperaturas del planeta, perdemos biodiversidad, se deshiela el Ártico hasta perder el permafrost, aumenta el nivel del mar, ¿qué más necesitamos para decir basta y aceptar el cambio? 

Vulnerabilidad y sensibilización energética por la Guerra de Ucrania

La producción de energía aproximadamente genera el 60% de las emisiones globales de CO2, principalmente en Estados Unidos y en la Unión Europea, siendo el carbón el recurso más utilizado todavía. Adicionalmente, otros combustibles como el petróleo y el gas son responsables de al menos un tercio de las emisiones de CO2 globales debido a su proceso de producción y refinamiento.

Debido a la Guerra de Ucrania, Europa está sufriendo inflación y grandes limitaciones en lo que respecta al uso de energía, lo que hace cada vez más evidente la necesidad de una transición energética hacia energías renovables y sostenibles. Todos los países deben adaptar mecanismos que garanticen energías limpias para todos, lo que pone sobre la mesa la necesidad de 100.000 millones de dólares en financiación para que los  países menos desarrollados puedan implementar estas mejoras.

Actos de desobediencia civil no violenta 

El colectivo de científicos y activistas están preocupados por no cumplir la Agenda  2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como por la falta de interés que parecen carecer tanto gobiernos como grandes corporaciones en tomar medidas de inmediato – restringir o limitar ciertas actividades que sabemos que son nocivas para todos. Los últimos días ha tenido lugar una escalada de protestas en múltiples ciudades europeas llevadas a cabo por científicos, académicos y activistas también conocidos como “Rebelión científica” que han decidido pasar a la acción y no quedarse de brazos cruzados ante el poco éxito de la COP y el cumplimiento de los compromisos establecidos en sus anteriores ediciones. 

Una meta que beneficia a todos

En definitiva no hay buenos y malos, sólo se trata de estar informados y ser coherentes. Comprender que la transición a un “modelo sostenible” no se trata de un capricho de unos pocos verdes insistentes sino, precisamente de que el modelo que mueve la economía actualmente no es sostenible y no va a poder mantenerse por mucho tiempo sin que muchas personas y países sufran consecuencias naturales que ya estamos empezando a ver. 

Desde UP green, queremos acelerar el crecimiento de las empresas de base sostenible. Darlas a conocer al público para que sea fácil acceder a marcas alternativas que cuidan el impacto en el planeta de la actividad que desarrollan. Satisfacer las necesidades del presente sin poner en riesgo a la población del futuro. ¿Te unes a la revolución?