La moda es la segunda industria más contaminante del mundo, sólo por detrás de la petrolífera. Hoy en día, produce un 400% más de gases de efecto invernadero que hace 20 años, lo que representa el 10% del total de las emisiones anuales. Aunque parece que se está tomando cada vez más conciencia sobre la huella que dejan en el planeta y muchas compañías se suman a la moda sostenible, hay que preguntarse si verdaderamente supone un cambio de modelo de negocio o se trata simplemente de una estrategia de marketing – greenwashing.

Bajo estas premisas somos conscientes de que el camino hacia la sostenibilidad en la moda todavía es largo. Entonces, ¿cuáles son los principales elementos que hacen de la moda algo tan poco sostenible?

La cultura de la fast fashion

Colecciones cápsula, mid-season sales, las rebajas de verano… Son muchos los estímulos que nos incitan a comprar ropa. Vivimos en la tiranía de lo llamado “estar a la última” que las marcas nos imponen a través de campañas de publicidad. Nos crean la necesidad de querer tener más ropa. Por ejemplo, una o dos veces al mes, con el cambio de temporada, en las tiendas de prêt à porter aparece una nueva colección diferente a la anterior. Esto no sólo supone una nueva producción sino un gasto importante de dinero por parte del consumidor, ya que se estima que una prenda nos la ponemos como mucho entre 7 y 10 veces antes de caer en el olvido o en el contenedor, sin tener en cuenta aquellas que no se llegan a estrenar debido a la compra compulsiva. 

Obsolescencia programada en la moda

Seguro que has visto alguna prenda antigua y sigue estando en perfecto estado. Y, seguro también, has oído aquello de “las cosas antes duraban más”. Y razón no falta. Hilando con el punto anterior, el usar y tirar está relacionado también con la llamada obsolescencia programada, la determinación del fin de la vida útil de un producto que, tras un periodo de tiempo, se queda inservible. La mala calidad de los tejidos hace que la ropa se desgaste antes, creando así prendas de una vida muy corta incluso de un solo uso, teniendo que cambiarla rápidamente.  

La huella hídrica de la industria textil

La huella hídrica se usa para medir tanto el uso directo del agua en una persona o colectivo como el indirecto, es decir,  el que se utiliza para producir bienes o servicios. 

¿Sabías que para fabricar unos vaqueros se gastan más de 7.500 litros de agua? ¿O para hacer una camiseta de algodón, 2.700 litros? ¿O que una sola carga de lavadora de la ropa poliéster puede llegar a verter 700.000 fibras plásticas que terminan en la cadena alimentaria?

Es necesario ser más conscientes de lo que cuesta hacer esa prenda de ropa que sólo nos pondremos un par de veces y preguntarnos si realmente la necesitamos, porque el agua es un recurso limitado e irremplazable y la escasez cada vez es mayor. Por eso, invertir en prendas de calidad y atemporales para utilizarlas el máximo tiempo posible. Desde nuestros hogares podemos ayudar a reducir también la huella hídrica utilizando detergentes ecológicos, lavar la prenda cuando esté realmente sucia o esperar a tener la lavadora llena para ponerla en programas fríos.

No sólo se mide lo material, también tiene que haber sostenibilidad social

La sostenibilidad no se mide solamente en recursos materiales, sino también en recursos humanos. Porque para todos son conocidas aquellas empresas que externalizan su fabricación a países en vías de desarrollo con unas condiciones laborales bastante malas.

La industria textil tiene deslocalizada su fabricación principalmente en el Sudeste Asiático, sobre todo en China y Bangladesh. 

Marina López, presidenta de la Asociación de Moda Sostenible de España, comenta en este artículo los tres criterios que se tienen que cumplir para que una prenda sea sostenible debe de cumplir tres criterios: que se emplee un tejido orgánico o reciclado, que se fabrique en España o si es en Asia se haga cumpliendo unos determinados estándares en las condiciones laborales y que no se produzca más de lo que se vende. 

¿Cuál es el futuro? Caminando hacia el slow fashion

En estos últimos años, relacionado con la moda sostenible, ha aparecido el término slow fashion o moda lenta en contraposición a la fast fashion ya comentada. Promueve la transparencia en la producción de la ropa, de manera que el consumidor sabe dónde y en qué condiciones se ha fabricado la prenda. 

Sigue la filosofía de consumo responsable creando conciencia sobre el impacto de la industria de la moda en el medioambiente y en la sociedad y fomentando los productos biodegradables y no contaminantes. 

Aumenta la tendencia de iniciativas que promueven planear y reducir el consumo: REDUCE, REUSE, RECYCLE

El camino a recorrer todavía es muy largo y las grandes empresas, esas que dominan el mercado de la moda, tienen que hacer todavía un  gran esfuerzo para llegar a la sostenibilidad en la industria textil. En UP green somos conscientes del gran impacto que tienen nuestros hábitos y costumbres del día a día en el medioambiente.  Si tienes una marca de moda sostenible que quiere ganar visibilidad,  desarrollar una estrategia de marketing que le ayude a posicionarse como una empresa que defiende la sostenibilidad y el medioambiente, ponte en contacto con nosotros;  estaremos encantados de ayudarte.